El real problema era lo poco explícito, lo vago de mi situación. En lo que se refiere a la alimentación, últimamente comía bastante y de manera desordenada, lo cual me hacía sentir extremadamente gorda, aunque quizás no lo estuviera visiblemente. No estaba segura, pero creía poder percibir de manera casi exacta toda esa grasa acumulándose en mis jóvenes caderas, y como se iban perdiendo los "puntos de referencia".
Yo llamaba punto de referencia a los huesos que indicaban mi estado, estos eran las rodillas , la clavícula , los hombros y los huesos de la pelvis.
Quizás este desorden en la comida era por ansiedad, o por tiempo libre, el caso es que me castigaba por comer tanto, pero al mismo tiempo no podía parar, era una situación angustiante, mi mente protoanoréxica no me dejaba vomitar, al mismo tiempo pensaba en sentir hambre y comía de la pura angustia, aunque al mismo tiempo sólo quisiera parar de hacerlo.
Mientras comía pensaba en todas esas niñas flacas, que no hacen ningún tipo de esfuerzo por ser así, en ellas la delgadez es una condición natural, algo que llevan incorporado.
Lo fácil en esta socieadd sobrealimentada, pero al mismo tiempo peligroso, era simplemente no comer nada.
Pero la comida es lo primero, la moral viene después.
La solución por ahora era simplemente lavare de manera frenética y maniática los dientes. . .
